Tauromaquia, la dominación considerada arte.
EL PROCESO DE LA NORMALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA EN EL SUJETO.
«Yo considero que esa apatía tendría que hundir sus raíces en esa identificación con los demás animales, no hacer la distinción de decir yo pienso, yo razono, yo soy superior. Al romper con esa supuesta superioridad te colocas al mismo nivel y el hecho de identificarte con ellos te refleja en ese espejo, yo también soy un animal y también podría estar desvalido, podría estar a la merced de alguien que quisiera hacerme daño».
Entrevista a Patricio Estévez Reyna, Psicólogo UNAM con Especialidad en Terapia Psicoanalítica y Activista Contraespecista.
Muchas gracias Patricio por la oportunidad de charlar contigo, es de gran importancia conocer el origen de la normalización de la violencia concebida ésta como una manifestación artística y una expresión cultural en la tauromaquia y no reconocerla como lo que realmente es, un acto de dominación, tormento y muerte. ¿Por qué somos capaces los humanos de pisar una plaza de toros y pasar un momento agradable ante la barbarie que representa la tauromaquia?
Gracias por la invitación.
Estaba pensando a la luz de un documental que trata sobre la vida en la cultura Romana, donde historiadores e investigadores narran lo que pasaba en las plazas, por lo regular abarrotadas de gente enardecida por ver los espectáculos que incluían las matanzas entre gladiadores, de leones, incluso pretendían el uso de elefantes y cocodrilos. Me llamaba la atención cómo estas personas que asistían a estas plazas eran movidas por pasiones y el morbo por presenciar el derramamiento de sangre y cómo se jugaban la vida en estas prácticas. Lo cual me llevó a preguntarme ¿qué tan antiguas y arraigadas están estas costumbres en la humanidad? Y ver lo que se juega ahí, la vida y la muerte, valores de la época, armas como espadas y mazos, el contexto familiar que enmarcaba ese espectáculo, etc. No hay que dejar de lado un aspecto importante y es que los gladiadores eran esclavos que luchaban y peleaban por su libertad.
En otras especies existen prácticas que en su gran mayoría evidencian una función biológica como lo es la alimentación o la defensa de sus territorios, pero al menos hasta hoy día no hay un testimonio de una práctica donde se jueguen la vida por razones de entretenimiento.
Las tradiciones violentas hacia otros, independientemente a quién se someta sea humano o no humano, así como las pasiones que despiertan podemos afirmar que ¿es una cuestión cultural? ¿es inherente a los seres humanos?
La cultura tal y como la conocemos fue hecha por y para humanos, es decir desde sus orígenes los demás animales han quedado excluidos y sin lugar para contemplar siquiera algún derecho. Por lo tanto preguntarnos si esta violencia que ejercemos sobre los animales no humanos es inherente a nuestra cultura, yo diría que sí, así como lo es entre humanos con el extranjero. Extranjero viene de latín extraneus, pasando al francés como estrangier integrada por estrange con el significado de extraño y el sufijo que implica actividad ier, del francés lo tomó el español; así que se ejerce por lo regular la violencia contra aquel que nos es extraño en costumbres, ideas, creencias, etc. De ahí las justificaciones de las guerras. Imagínate con aquel que es de distinta especie.
Si hablamos de naturaleza, nosotros somos ese animal que la pervierte. En esta naturaleza podemos observar al león cazando a la gacela, entre muchos ejemplos. Pero ahí donde no existe un lenguaje y no hay quien pueda darle un valor o connotación en términos de bueno-malo, positivo-negativo. A diferencia de nuestra cultura con todo un código ético de convivencia, normas morales y códigos de comportamiento, valores, etc. Los cuales nos llevan a tomar determinaciones y tenemos la opción de elegir y darle un valor a nuestros actos y no solo entre animales humanos sino en la forma en que tratamos y nos relacionamos con los demás animales con quien cohabitamos el mundo.
“No coincido en que son asesinos, pero sí de las personas más reacias al cambio
y aceptar que su tradición es obsoleta, está mal”.
Se afirma que los empresarios, ganaderos, toreros o aficionados, en general quienes defienden la tauromaquia son sádicos, psicópatas y enfermos. En mi experiencia me niego a confirmar esto, considero que es un proceso de normalización de la violencia, una barrera del especismo que impide ver con claridad la opresión a la que se somete a los toros o en su caso a los novillos o becerros. Pero ¿qué nos dice la ciencia, qué argumentos nos da la psicología? ¿cómo es que todas éstas personas que defienden la tauromaquia no tienen la capacidad de reconocer que es una injusticia?
La ciencia no debemos olvidar que fue creada por los humanos para dar respuesta a nuestras mayores interrogantes y nuevamente los demás animales han quedado fuera de consideración de ahí la justificación de la experimentación donde son tratados a pesar de ser la ciencia como entre animales y cosas. No olvidemos la descripción que daba Descartes que los animales eran autómatas incapaces de sentir y que si algún animal se quejaba al infligirle un dolor era como una máquina a la cual le hacía falta engrasar. Claro, Descartes no eran científico pero sus ideas siguen aún vigentes en nuestro inconsciente colectivo y el de la ciencia, a pesar de que en julio del 2012 en la Universidad de Cambridge se reunieron para hacer la declaración de que los animales no humanos tienen conciencia. Muchos años después y con la presencia de los más grandes exponentes en neurociencias fue necesario que se reunieran para decir algo que es y siempre ha sido evidente.
“La cultura tal y como la conocemos fue hecha por y para humanos, es decir desde sus orígenes los demás animales han quedado excluidos y sin lugar para contemplar siquiera algún derecho”.
En cuanto a la psicología una disciplina heredera de la filosofía y la psiquiatría, una rama de la medicina; que al igual que la psiquiatría han pretendido explicar o encasillar los comportamientos humanos en padecimientos, trastornos, síndromes y demás categorías con el fin de controlarlos y curarlos y/o tratarlos, claro con la medicalización, es decir, con la dupla que hacen la medicina y la psiquiatría hay que tomarse con cuidado el hecho de medicalizar el síntoma reduciendo a todas las personas a sus conductas, esto no es un no rotundo a estos fármacos, habrá ciertos casos específicos en los cuales sí ayuden o coadyuven en el tratamiento, pero de ahí a aceptar todos estos trastornos por ejemplo del DSM Diagnostic and Statical Manual of Mental Disorders (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), que viene siendo la biblia de los psiquiatras y muchos psicólogos, como lo es el vademecum para los médicos, en 1968 este manual DSM II hablaba de 180 trastornos, mientras que el DSM III de 1980 ya sumaba 265 y en el DSM IV de 1994 eran ya 297. En el DSM V añade ya patologías como trastorno de acumulación compulsiva, atracones nocturnos, trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad, etc. Un ejemplo que se me viene a la mente es cuando incluye en uno de sus manuales a la homosexualidad como trastorno, lo cual desató fuertes protestas por tanto fue eliminado en 1973. Y el ejemplo más citado de los alumnos que los ronda el fantasma del déficit de atención por ser mayormente inquietos y que los profesores solicitan a los padres una valoración de un especialista y en dado caso enviarlos medicados a clases.
Volviendo a tu pregunta de qué opina la ciencia y la psicología, creo que podemos ir vislumbrando una respuesta. Desde mi perspectiva te diría que podría atribuírsele más estos comportamientos a un desconocimiento de fondo, esa normalización de la violencia, es decir, estas personas es lo que tienen, lo que han vivido y lo que se les ha heredado generación tras generación a través de la familia, los profesores, la ciencia, los amigos, la tv y un largo etcétera. Sería interesante escuchar cómo es que conciben a los animales no humanos en especial a los toros y observar el papel que tiene en sus prácticas desde reproducirlos, criarlos para este fin, comercializar con sus vidas, prepararlos para que sus ganaderías sean las que destaquen, el hecho de llevarlo a las plazas para ser asesinado, es decir, un trato no diferente a cualquier mercancía; todo esto es parte de lo que ellos llaman su tradición, parte de sus propias vidas, no hay otra visión otra perspectiva que incluya los intereses propios de su especie y el derecho a la vida del toro se han pasado por alto en pos de intereses meramente humanos (el monetario, el de la tradición, el de una costumbre).
Por otra parte aunque se sea consciente de esta perspectiva, otra que da cuenta de que en efecto el animal no humano es el único que no quisiera asistir a estas corridas, que tiene intereses propios y que tiene derechos básicos como lo son a la vida y a no ser explotado, no es garantía de tomarlo en cuenta y vemos personas que a pesar tener estos conocimientos encontrarán mil respuestas para no respetarlos argumentando justificaciones como “de qué va a vivir toda esa gente que come de estos espectáculos”, “no me importa son ellos o nosotros”, “para eso nacieron” “es a lo que me dedico, me apasiona y ellos no sienten”, etc.
La gente consciente de que está dañando a otro ser sintiente, adopta una actitud egoísta, de modo que los intereses de los humanos están por encima de los demás animales ¿es esta una posición antropocentrista?
Sí definitivamente es antropocentrismo en su máxima expresión. Lo que está en juego aquí para la persona que defiende estas prácticas no es solo una práctica en sí. Se juega toda una tradición donde están representados los padres, los abuelos y todas las generaciones que vienen detrás de ellos y que se han dedicado a esto, el atentar contra ‘la tradición’ es atentar contra su familia contra años de sus creencias, contra recuerdos y sensaciones, olores, sabores asociados a esos recuerdos. Aquí no está en juego sólo una elección, por ejemplo, de un sabor de helado u otro, no es una cuestión simple ya que entra en la apuesta el propio yo que no es otra cosa que un tipo Frankenstein de discursos que atraviesan a la persona, como te decía, discursos de la familia, la educación incluyendo la filosofía, la ciencia, la religión, la misma psicología, los medios de comunicación y en medio en esa encrucijada nuestro YO. Lo que sostiene eso que creemos ser son estos discursos, es como nos hemos identificado y conformado. Imagínate decir que algo está mal o que puede ser de distinta forma pues genera cierta resistencia por lo que representa en nosotros.
¿Cómo funciona esta formación del yo? Tengo un ejemplo: en la universidad tenía dos pacientes de la misma edad y mismo nivel socioeconómico ambos con Síndrome de Down; uno de ellos tenía un repertorio de actividades muy basto entre ellas el saber vestirse sin ayuda de nadie, por otro lado, el niño que no sabía vestirse solo, que requería de la ayuda de una persona y tenía una gama limitada de actividades. Llegado el momento de trabajar con los padres me llamó la forma particular en que se referían al niño que no sabía vestirse por sí mismo excusando siempre con frases como “no, mi hijo no puede hacer eso solo” y en tanto la familia del niño con mayor independencia por ser un hijo intermedio entre seis hermanos no se le daba tanta atención o atención especial y los hermanos y la familia le exigían que él hiciera sus actividades sin ayuda de nadie y yo me preguntaba ¿qué pasaría si dentro de los discursos de este segundo niño se incluyeran esos que lo limitan a hacer las cosas? Ahí está claro el papel de los discursos en la conformación del yo y la importancia de mantenerlos a salvo.
Se afirma que a una corrida de toros las personas van porque quieren ver sangre ¿consideras que esto es así? ¿hay quienes van y sienten placer por esa violencia hacia un animal indefenso y vulnerable?
El grueso de la gente que acude a esas corridas es por otras cuestiones. La tradición, la familia, la identidad de un grupo porque se manejan cuestiones de élite, se habla de que se van a cerrar negocios poderosos si se prohíbe. De alguna u otra manera hay gente que asiste a las corridas y aunque se sienta mal estar viendo esta tortura ya con algunos alcoholes encima puede permanecer por el estatus que les produce estar ahí y hasta cierto punto se genera este placer de ser aceptados socialmente.
No dudo que sí haya gente que disfrute de ese tormento a un animal indefenso y vulnerable, los menos, pero ahí estaría hablando de algún trastorno por esta cuestión de la violencia en sí misma, la sangre y la tortura, sin embargo, serían los menos.
En una entrevista al torero Julián López “El Juli” el entrevistador le dice que [en las corridas de toros] matan a alguien, a lo que el torero se justifica sosteniendo que él tiene una vocación, tiene una creación artística que es jugarse la vida con un toro, un toro que lo puede matar a él así que es una lucha cara a cara, “yo no soy torero para matar a un toro a sangre fría”, dijo. ¿Qué lleva a los toreros a no reconocer que han matado a alguien? ¿Es el torero un asesino?
No, a pesar de que ellos son los más reacios al cambio. Difícilmente van aceptar y mucho menos en una entrevista que está mal lo que está haciendo, en el momento que escucha una afirmación así pues obviamente brincan todas las defensas de todas las tradiciones, de todas las personas ahí representadas en él y obviamente se va defender y lo va justificar. Lo podrán justificar de las maneras más románticas, más poéticas, más creativas, pero la verdad es que la tauromaquia es una barbarie manifestada. He escuchado a gente que asiste ahí, habla con tanta pasión desde que sale el torero en traje de luces, el capote, la música, pero desafortunadamente en algún momento escucharon esas mismas frases en otras personas y se han apropiado lo que los hace incluso sentir y gozar de esas prácticas a pesar de que el discurso viene detrás de ellos.
No coincido en que son asesinos, pero sí de las personas más reacias al cambio y aceptar que su tradición es obsoleta, está mal.
“Matar por diversión o matar por una supuesta necesidad,
son cuestionables éticamente ambas”.
Esta práctica se va inculcando de generación en generación y se vinculan muchas emociones y sensaciones. Porque nos ha llevado nuestro padre, porque tenemos remembranza de nuestra infancia, esos lugares esos olores, identificarse con las emociones, recuerdos de una tarde en familia si es que tus padres te llevaban a las corridas de toros. ¿Cómo se va inculcando, cómo se va reafirmando ésta identidad? ¿Esta parte que nos impide la conexión por la Liberación Animal?
Definitivamente, si te das cuenta ahorita que me narrabas estas experiencias lo podemos leer en cualquier libro donde el autor está narrando recuerdos de su infancia, de algún lugar, de un pueblo, la manera en que describe el río, el olor del pasto, los árboles frutales todas estas cosas van despertando a la vez de recuerdos esas pasiones. El hecho de recordar cuando paseabas con tu padre, si es que ya está ausente o tienes tiempo sin verlo es añoranza de que regresaran esos tiempos, quizá ni siquiera la tradición en este momento, sino la añoranza de esa persona que ya no está, para que veas como se juegan estas emociones.
Efectivamente, cómo se construye un recuerdo, ese recuerdo ya no se puede recuperar con la memoria, se construye nuevamente ese recuerdo, es decir, no está fijo en ningún lado, al momento de recordar ciertas situaciones voy construyendo ese recuerdo a partir de sensaciones, olores, personajes, personas, entonces por eso dicen que es volver a vivir. La fuerza que puede tener un recuerdo así, no es sólo el momento que estás viviendo en la plaza en ese instante sino todo lo que hay detrás que representa ese momento, que probablemente no estás consciente de lo que estás viendo o ni siquiera quieres verlo pero todo lo que hay detrás todos esos recuerdos que se actualizan en ese momento es lo que se mueve en los seres humanos.
Me quedé pensando en la respuesta que dió “El Juli” que decía que de alguna manera estaban construyendo, sí efectivamente hay una parte interesante en este asunto. Dicen que estamos destruyendo y a la vez construyendo que el ser humano es muy destructivo y a la vez tiene que modificar a la naturaleza para construir, te digo que se valen de argumentos muy poéticos, muy románticos pero bueno no es la única forma, más si hay un ser inocente que no tiene nada que ver con esas pasiones ni con esas tradiciones; sí, efectivamente habrá muchas maneras de destruir y generar emociones, me pongo a pensar que en vez de ir a las corridas de toros asisten al box ¿no? les despierta las mismas pasiones, ver una justa más justa, valga la redundancia, que el asesinato y tortura que se ven en estas tradiciones como lo es la tauromaquia.
¿Qué podemos hacer para que la gente aficionada a la tauromaquia o aquellas personas que se alimentan de otros animales o quienes los utilizan para su beneficio sin importarles sus intereses dejen de hacerlo, hagan una conexión?
Hay un pasaje representativo de esta situación en uno de los libros de Freud, te voy a pasar la referencia. Están luchando soldados contrarios cada quien por su nación, su ideología que también los mueve, algo parecido a los toreros, a ellos los mueve el patriotismo discursos que les han dicho por los cuales los lleva a ir a defender incluso a dar la vida por su patria. En esta situación que narra aquí S. Freud, se encuentra un soldado sometido en el suelo y el soldado contrario le está apuntando con un arma en la cabeza y al momento en que lo mira a los ojos, y aquí viene lo interesante, él se reconoce así mismo como un igual, como alguien que podría estar en la misma situación que está el soldado en el suelo, entonces al momento de cruzar esas miradas viene ese reconocimiento, él podría decir: ‘yo podría estar en esa situación’, podría optar por decir ‘de todas formas te voy a matar porque mi patriotismo me lo exige, ni siquiera estoy asesinándote es legal lo que estoy haciendo y te voy a matar’. Pero en este pasaje, al reconocerse como el otro dice: ‘yo podría estar en una situación así y ¿qué me gustaría que sucediera? No me gustaría que disparara sin piedad’, por lo que deja libre al otro soldado.
Este pasaje representa, ahora que me decías de la gente que come animales o que se dedica a este tipo de prácticas, aunque sean conscientes de que el ser en cuestión siente y tiene intereses propios, muchas veces la gente dice: “¡ah! aún así no me importa, los hemos comido durante muchos siglos o mi familia se ha dedicado a la tauromaquia durante mucho tiempo y para eso están los toros y para eso están los animales”. Yo creo que mientras no te identifiques con los demás, muchas veces mirándole a los ojos, quizá te podrías dar cuenta que tú podrías estar igual en la misma desventaja ante alguien que te va asesinar, yo creo que mientras no haya esa identificación y esa identificación te sirve para darte cuenta que estamos al mismo nivel y somos iguales, iguales en cuanto a los derechos básicos como lo es la vida, como el derecho a no ser torturado. Yo considero que esa apatía tendría que hundir sus raíces en esa identificación con los demás animales, no hacer la distinción de decir yo pienso, yo razono, yo soy superior. Al romper con esa supuesta superioridad te colocas al mismo nivel y el hecho de identificarte con ellos te refleja en ese espejo, yo también soy un animal y también podría estar desvalido, podría estar a la merced de alguien que quisiera hacerme daño.
Ciertamente, conocemos casos de activistas que se cuestionaron en una protesta contra la tauromaquia el hecho de defender a unos animales y comerse a otros.
La complejidad que es el ser humano. Porque en éste kaleidoscopio que es el ser humano, pueden conjugarse varias combinaciones. A mí ya no me sorprende el hecho de que hay gente que afirma que es vegana y come animales.
Como te decía, esta identificación es muy importante, el reconocer a todos los demás animales como a mí mismo. Es un ejercicio personal muy fuerte, muy profundo que debe hacerse cada quien en el sentido de cuestionarse ¿por qué está en esta lucha? ¿por qué estamos en este movimiento? ¿qué es lo que nos mueve? Es muy fácil que puedan intervenir cuestiones del ego; por lo tanto si hace desde el ego difícilmente se va tener esta identificación con los demás animales.
Veo una problemática es que hay muchas vertientes dentro del veganismo, dentro del activismo. Personas que defienden el bienestarismo, que defienden empresas transnacionales que vienen a decirte cómo hacer las cosas, se ponen la camiseta y no puedes hacer una crítica constructiva hacia sus empresas porque se ofenden, la crítica será siempre hacia sus discursos no hacia la persona en sí misma, pero actualmente ese yo está muy enraizado en ese egocentrismo, es difícil separarlo. Actualmente es difícil que la gente comprenda esto, pero sí, actuar desde el ego no es tan legal para estar en esta lucha, habría que identificar por qué estamos en esta lucha y por quién es la lucha verdaderamente.
Un argumento común es que no es lo mismo matar animales para alimentarse como una cuestión de sobrevivencia, que matar animales para divertirse. Lo cual está comprobado, no es necesario comer animales para tener una vida saludable.
A mayor fuerza tengan éstas creencias es difícil entrar con una idea nueva, se tiene una fuerte resistencia al cuestionar a alguien su reacción inmediata para defenderse con los argumentos que tengan en ese momento y por lo regular es defender atacando. Matar por diversión o matar por una supuesta necesidad, son cuestionables éticamente ambas.
Quienes defienden la tauromaquia encontrarán argumentos siempre porque se sienten amenazados, y no nada más ellos, sino toda la tradición que traen cargando atrás. Que de repente alguien le diga, todos esos años que haz invertido y todo lo que tú crees y lo que te apasiona es cuestionable.
Yo creo que es un ejercicio para todo mundo, muchas veces te sorprendes actuando de cierta manera y llegará alguien que te diga ‘oye sabes qué, quizá está mal lo que estás haciendo’ pues está en tí en ser autocrítico en todo momento, antes de ofenderme o molestarme tengo que ver qué quiere decir esa persona y cuestionarse uno mismo; eso es de toda la vida y no sólo en el veganismo o activismo, darse cuenta que nada está dicho y todo se ha ido modificando en el transcurso del tiempo. Cuestionarse todas las tradiciones, cuestionarse las creencias, cuestionarnos nuestras acciones.
“Lo podrán justificar de las maneras más románticas, más poéticas, más creativas, pero la verdad es que la tauromaquia es una barbarie manifestada”.
Como activista contraespecista ¿Qué acciones consideras que se podrían implementar para abolir la tauromaquia?
Las campañas antitaurinas son tan antiguas durante sexenios y continúan desgastandose. Hay que analizarlo desde la cuestión socio-política que se vive cada época. Si bien esta tradición es defendida por los partidos políticos en turno, ahora que hay un cambio de gobierno sea momento de aprovechar esa coyuntura.
Sin embargo, yo le apuesto más a la educación, la educación se puede llevar a todos los niveles, es aceptado por la sociedad aquí en México que esta tradición debe acabar; si le preguntas a mucha gente, a pesar de que come carne y la mayoría de sus prácticas son especistas, en esta situación específicamente dicen que están en contra. Si llegas desde el punto de vista contraespecista, les hablas sobre qué es el especismo y que una de sus ramificaciones es la tauromaquia, es más comprensible que pudieran entender desde el especismo que tanto esa práctica como otras están mal. Le apuesto a las estructuras de poder en este caso las académicas.
Además realizar un referéndum ayudaría mucho, utilizar ésta herramienta para avalar ciertas situaciones, es el momento de levantar la voz y decir ‘tantas personas han firmado con su identificación, todas estamos en contra y exigimos que se cierre esta plaza y se prohíba la tauromaquia’.
Si fuéramos más personas que estamos haciendo algo por la abolición de la tauromaquia, porque somos muchas que estamos en contra, pero si buscáramos esa unión de esas voces que están en contra de esta tradición seríamos más fuertes. Y hablando de una campaña directa para lograr ese objetivo y sumar más gente, se podría hacer conciencia para armar boicots en contra de las empresas que patrocinan este tipo de espectáculos. Porque efectivamente, si somos un puñado de activistas en contra de esas empresas no habrá repercusión, no habrá afectación económica, pero si estamos hablando de que la mayoría de la población está en contra de esta práctica y planteamos esa posibilidad, entonces el daño económico sería mayor y te aseguro que retirarían sus financiamientos. Pero habrá que analizarlo.